LORCA, MUERTE DE UN POETA (J.A.Bardem, 1987) RTVE

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UN POCO DE HISTORIA

Ideología de Lorca
   
    Aún a día de hoy, la muerte de Federico García-Lorca despierta enconados enfrentamientos de opinión, hasta el punto de opacar el grueso de su inmortal poesía o la fuerza atávica de su dramaturgia. El asesinato del poeta, terriblemente injusto, como el de tantas personas anónimas caídas en ambos bandos, ha constituido un emblema del que se ha apropiado la izquierda radical. Pero, en realidad, no pocos amigos de Federico pertenecían a la ideología conservadora o incluso a la derecha católica más recalcitrante; en palabras de su amigo íntimo Salvador Dalí (verdadero amor, no correspondido, de la vida de Lorca) “Federico era la persona más apolítica del mundo”. 


                                                       Lorca con Dalí en Cadaqués.

    Seguramente, la aseveración de Dalí sea exagerada pero no enteramente equivocada; Lorca nunca fue un “rojo”, pero sí un simpatizante de la República. El propio poeta se definió como “anarco-católico”, algo demasiado ambiguo (pero humanamente comprensible) para aquellos tiempos revueltos. Está comprobado que Lorca se esforzó por no alistarse ni comprometerse con ningún partido político.     
    Según su amigo falangista Luis Rosales o el comunista Celaya, Lorca mantuvo una relación amistosa con José Antonio Primo de Rivera fundador de la Falange. Ambas personalidades, según palabras de estos escritores, prefirieron privatizar su amistad para no despertar equívocos, odios o decepciones. La izquierda intelectual conocida del poeta negó esta amistad, pero no deja de resultar curioso que dos personalidades encontradas como la de Celaya y Rosales coincidan en este punto. 
    Lorca fue simpatizante de la República, lo cual no quiere decir que fuera izquierdista o, mucho menos, comunista pues en la República convivían diferentes sensibilidades, como republicanos conservadores o cristianos. Sentía confraternidad con los pobres del mundo, confesando que para terminar con todos los crímenes y desordenes acaecidos en los primeros días de la guerra civil, deseaba una dictadura militar, no por ideología fascista sino para detener el derrame de sangre. Federico fue ante todo un artista sensible al dolor humano y la injusticia, no un activista político ni un prosélito.


                                                          Lorca y Luis Buñuel

Causas de su muerte

    La miniserie  expone la línea de investigación estudiada por Ian Gibson en sus biografías, donde una denuncia de Ramón Ruiz Alonso acusa al poeta de masón, comunista, espía de Moscú, homosexual (lo único cierto) y otra serie de acusaciones que el falangista Pepiniqui Rosales calificará de mentiras y calumnias ante la autoridad militar del comandante Valdés. Es decir, se opta por la línea ideológica pero admitiendo que el perfil político de Lorca parecía insuficiente como para enviarlo al paredón, debiendo engrosarlo con alucinados inventos. En mayor o menor medida, Ruiz Alonso aparece en las diferentes hipótesis sobre la muerte de Lorca. 


                                                         Ramón Ruiz Alonso

     Ramón Ruiz Alonso, en 1936, era un ex diputado de la CEDA, partido de derechas fundado por Gil Robles. Y no deja de resultar sorprendente su inquina hacia Lorca para inventarse un perfil tan “rojo” del poeta. ¿Envidia? ¿Homofobia? ¿Odio hacia todo lo que no sea bando nacional? En la serie de 1987 se sugiere sutilmente esta vía. Pero con los años, diferentes investigaciones han ido revelando nuevos datos que encajan mejor con una denuncia tan delirante; Lorca se escondía en casa de los Rosales, influyente y notoria familia falangista, gracias a su cercana amistad con uno de los hijos, el posterior premio Cervantes, Luis Rosales. Años antes, Ruiz Alonso mantuvo un altercado con los hermanos Rosales cuando Pepiniqui, uno de los fundadores de Falange en Granada, le impidió la entrada en su partido hasta el punto de sujetar a Ruiz Alonso por la solapa. Son conocidas las disputas entre Falange Sindicalista y la CEDA, por mucho que postulasen en el mismo bando de la guerra. 

José Rosales (Pepiniqui)
     Si Ruiz Alonso deseaba vengarse de los Rosales, la acción de presentarse en casa de éstos con una supuesta orden y llevar detenido a su invitado ante la comandancia, suponía un agravio directo contra la autoridad e influencia de la familia falangista. La matriarca de los Rosales, Esperanza Camacho, mujer valiente donde las haya, no dejará que saquen a Lorca de su casa sin la presencia de ningún varón de su familia, hasta que acude su hijo Miguel. Con el poeta detenido en la comandancia, Pepiniqui, el hermano con mayor influencia en la Falange, llegará a enfrentarse ante el Comandante Valdés en un momento de extraordinaria tensión, hasta el punto de tomar pistola en mano (la serie retratará con mucha fortuna esta escena aunque omitirá el detalle de la pistola). Según el investigador Vidal-San Juan, Pepiniqui volverá al día siguiente con una orden de libertad del gobernador militar para sacar a Lorca, pero Valdés le engañará diciéndole que el poeta no está allí porque ha sido trasladado. Luis Rosales se encontrará con Ruiz Alonso y le preguntará si él es el responsable de la detención de Lorca. Ruiz Alonso responderá que la detención y denuncia es bajo su única y absoluta responsabilidad y Luis se lo hará repetir hasta tres veces, ordenándole que se cuadre. Otro momento tensional, pues Ruiz Alonso era hombre de fuerte carácter, brusco y viril (décadas después llegaría a amedrentar a un joven Ian Gibson en una entrevista). Tras la confirmación telefónica de Queipo de Llano, autoridad militar de la Región Sur en Sevilla, el poeta granadino estará sentenciado.

     En 1980 se empezó a elucubrar una teoría donde rencillas familiares pudieran ser la verdadera causa del crimen. Gibson, desconocedor por aquel entonces de esta línea de investigación, no descartó esta posibilidad en el programa La Clave de José Luís Balbín. Mucho tiempo después, en 2015, Miguel Caballero presenta pruebas y datos sobre la participación de varios miembros de la familia Roldán, primos de Lorca, en su fusilamiento. El motivo habrían sido las rencillas por unas tierras propiedad del padre de Federico. Uno de los acompañantes de Ruiz Alonso en la detención de Lorca fue Juan Luis Trescastros, esposo de una prima del poeta, quien estuvo tiempo jactándose de haberle "pegado dos tiros en el culo por maricón".  


                                         La mirada oscura y lánguida de Federico


     En esta teoría, Ruiz Alonso no estaría al tanto de las rencillas entre los García-Lorca y los Roldán y habría sido manipulado para efectuar la detención que, por otra parte, le agradó por tratarse Lorca de un personaje famoso, situación que le propiciaría protagonismo. La figura escondida en esta hipótesis sería Nicolás Velasco Simarro, nombrado por el nuevo gobernador Valdés, secretario particular, aunque en aquellos días pudiera ser "de facto gobernador civil" al tomar decisiones fundamentales y duras, compartiendo una importante cercanía con la familia Roldán.
     Ruiz Alonso fue padre de tres estupendas actrices del cine español; Elisa Montes, Terele Pavez y la grandiosa e inolvidable Emma Penella. A la muerte de esta última en 2007, se publicó una carta donde ella misma narra la confesión de su padre sobre la muerte de Lorca; Miguel Rosales informó a Ruiz Alonso que el poeta se encontraba en su casa. El objetivo no consistía en matarle sino asustarle para revelar el escondite de su amigo el escritor Fernando de Los Ríos, un activista verdaderamente "rojo". Antes de manchar la figura de Miguel Rosales, hay que decir que no hay nada contrastado, no existe la seguridad de que Ruiz Alonso contará la verdad a su hija Emma y, en cambio, tenemos la certeza de que incurrió en contradicciones y no contó toda la verdad en las diferentes entrevistas que concedió. En la serie de Bardem-Gibson, el comportamiento de Miguel fue el que contó al investigador Penón, ayudando al poeta en todo lo que pudo. La novela "El Silencio de los Rosales" de Gerardo Rosales, señala que Antonio Rosales, al ser interrogado por un militar que ya sabía el paradero de Lorca, acabó confesando sin más opciones, puesto que sólo deseaban confirmar la información, pero tampoco hay pruebas de esta teoría. La versión de Gibson en la miniserie apunta a la hermana de Lorca quien, viendo cómo se llevaban a su padre detenido, confesó el escondite de su hermano para salvar al patriarca. 
     Nada de esto puede enturbiar el comportamiento irreprochable de la familia Rosales, que acabó comprometiendo la figura de Pepe y Luis, en especial para este último, a punto de ser fusilado por esconder a un "rojo". Luis, con pesar en su corazón, cargó con habladurías durante muchos años. Afortunadamente, su figura en vida fue rehabilitada y alcanzaría enormes cotas de prestigio en su obra literaria. En una entrevista televisiva, Luis Rosales, con la voz quebrada y golpeando la mesa, sentenciaría; "Yo sentí enormemente la muerte de Federico, palabra de honor. Lo mejor hubiera sido morir con él". 


                                                                Luis Rosales
                                              
     No todos los intelectuales homosexuales o escritores de izquierdas fueron fusilados. Y no pocos escritores de derechas fueron asesinados, como Muñoz Seca o Maeztu. La homosexualidad de Federico y su simpatía republicana pudieron ser sólo alicientes o condimentos a una masa de rencillas y ajustes de cuentas personales sin relación con la política, (aunque sin descartar ésta totalmente) sumados a una concatenación de hechos fatales. Aún queda mucho por investigar para desentrañar el trágico final de Lorca.
    Desde un punto de vista puramente personal, intento, cada vez que leo una nueva teoría, ver los puntos en común con las anteriores y compruebo que Federico, en aquellos últimos días, tomó decisiones lógicas que le llevaron a la muerte y decisiones erróneas que le condujeron igualmente a la muerte. Una concatenación fatal para un elegido por los más altos e inefables designios, convirtiéndose en mito permanente, brillando como camino y guía del genio artístico, por encima de cualquier bandera. 
              
Tema de Piano sobre la amistad de Lorca, Buñuel y Dalí 
Composición; Cristián Sandre



LA MINISERIE "LORCA, MUERTE DE UN POETA"

                                                Nicholas Grace como Lorca


     En manos del prestigioso director Juan Antonio Bardem, TVE estrenó en 1987 una ambiciosa producción sobre la emblemática figura literaria de Federico García-Lorca. Hasta entonces, la filmografía española se hallaba exangüe sobre el delicado tema de la muerte del granadino. 
     Por aquel tiempo, la documentación e investigación de la muerte de Lorca no estaba tan avanzada como 30 años después, pero el resultado es fidedigno y extenso en proporción a la información de entonces. El propio Ian Gibson, biógrafo oficial de Lorca, es el co-guionista de la serie, junto a Bardem y Mario Camus. La elección de Juan Antonio Bardem como director pudiera levantar suspicacias debido a su compromiso político con el comunismo, que ya dejara claro y sin ambigüedades en su film El Puente (1977) con Alfredo Landa. Pero el resultado es un film seriado de una gran objetividad, de corte historicista y por el bando nacional desfilan personajes diferentes de rasgos positivos o negativos según su relación con la muerte del poeta. Bardem comentó que estaba empezando a interesarse por el historicismo y la representación más objetiva posible de los hechos acontecidos. Un giro en su carrera muy estimable y valiente.
     La serie es un docudrama que alterna narrativa típica de un documental con voz en off y escenas dramatizadas de alto valor artístico.  Se trata de un trabajo extenso que abarca la vida entera del poeta desde su infancia hasta su muerte. El último episodio, el sexto, se centra en la muerte y posee una duración de hora y media y un tratamiento más cinematográfico, al extremo de comercializarse como un DVD en formato película separado de los demás capítulos. Si toda la serie es notable, el último episodio resulta sobresaliente en su tensión y emotividad y fue este capítulo el que consiguió ganar el premio internacional de la crítica de Montecarlo. 

                                                 Jesús Alcaide como Pepín Bello

     Uno de los puntos fuertes de la mini serie, radica en la ambientación y recreación de personajes históricos, tratando con rigor hasta el más mínimo parecido entre actores y personajes reales. La caracterización y vestuario son magnificos. El reparto es monumental y se pueden encontrar actores de prestigio desfilando en papeles muy secundarios como María Luisa Ponte, Lola Gaos, Germán Cobos, Núria Espert, Manuel Zarzo, Josep Maria Pou, Eduardo Calvo o Lina Canalejas entre otros muchos (reseñar la breve aparición con el pelo teñido de negro de una bellísima Rosalía Dans, mito erótico en mi niñez). Mientras, otros papeles más desarrollados son incorporados, inesperadamente, por actores menos conocidos pero con estupendos resultados como Fernando Chinarro interpretando al padre de Lorca y un inconmensurable Luis Hostalot como Pepiniqui Rosales.


                           Jose Manuel Cervino es Valdés y Luis Hostalot como Pepiniqui Rosales


     En los actores más conocidos para el público popular que interpretan roles largos, se puede encontrar a Tito Valverde como Buñuel (algo pasado a mi juicio cuando corre por los jardines y hace combinaciones de boxeo, pero excelente en la escena que da su opinión a Lorca sobre el Romancero), Ángel de Andrés López representando al encausador de Lorca, Ramón Ruiz Alonso, con su habitual sobriedad y un excelso José Manuel Cervino como el Comandante Valdés. 
    Sorprende que TVE apostara para el personaje principal por el actor británico Nicholas Grace, entonces en su mejor momento de fama por su papel, secundario pero afamado, de Anthony Blanche en la serie Retorno a Brishead. Señalar que al margen de las notables aptitudes interpretativas de Grace, su fichaje por TVE formaba parte de un plan para conseguir distribuir la serie en Inglaterra y EEUU. El actor inglés, a pesar de poseer un buen nivel de español, fue doblado por la reconocida voz de Javier Dotú.
    En el apartado técnico Bardem realiza, desde mi punto de vista, su mejor planificación. La cámara gira elegante a través de los jardines en tomas a dos mientras Lorca lee un poema a Juan Ramón Jiménez, pero sabe también aguantar el plano cuando la mirada de Lorca se pierde presintiendo su final. En la escena del enfrentamiento entre Pepiniqui y Valdés,  la cámara vibra acompañando el movimiento de los actores para dar viveza y acción. Algunas escenas más complicadas como la toma de Granada se opta por un angulo cenital algo Hitchckoniano, tratando de mantener una mirada lejana y objetiva. 
    Un ejemplo del tratamiento cinemátográfico de Bardem; en la vida real la opinión sobre el Romancero Gitano de Buñuel a Lorca es por medio de carta y, si no recuerdo mal, primero dirigida a Pepín Bello, aunque tarde o temprano llegará a oídos de Lorca por el propio Buñuel que no se mordía la lengua a la hora de opinar. En la serie se adapta la situación a una escena conocida de la realidad; la foto que se hicieron en la verbena de la Florida con Buñuel y Lorca pilotando un avión en aquellos decorados de cartón para ser fotografiados. Se supone que vienen de allí y están algo bebidos, sobre todo Buñuel, quien le explica palabra por palabra a Lorca lo que en la realidad no ficticia escribió a Pepín Bello por carta. Quizás no sea el hecho histórico exacto, pero no lo corrompe pues, verdaderamente, es la opinión de Buñuel en toda su literalidad y Bardem, Camus y Gibson lo convierten en cinematográfico con Lorca sentado en un banco y Buñuel andando alrededor con gorro de fiesta (estupendo Tito Valverde en esa escena, tras otras no tan afortunadas). 
    La fotografía de Hans Burmann rodada en película cinematográfica es límpida, cristalina y saturada en los exteriores; las tomas del cielo de Cadaqués, cuando Dalí y Lorca viven sus vacaciones, son de un azul bellísimo; siendo más oscura y de contraste en los interiores, en especial en el agobiante último capítulo.


                                            Fernando Lopez Veloso como Salvador Dalí
     
     Como he señalado con anterioridad, la ambientación y caracterización son uno de los puntos fuertes de la producción. Un ejemplo es la llegada de Salvador Dalí a la Residencia de Estudiantes acompañado de su padre y hermana. La efigie del padre de Dalí, su corpulencia, su ropa, al igual que la vestimenta de Dalí o de todos los estudiantes que se ríen de la demimonónica moda del pintor es tal y como la hemos visto siempre en las viejas fotos. Al margen de pelucas o apósitos, muchos actores llevan parte del pelo rapado para simular entradas aún siendo personajes secundarios escasamente conocidos por el publico, lo cual es ejemplo de dedicación. 
     No menos perfeccionista es la interpretación de Nicholas Grace; al enterarse de que Lorca tenía los pies planos y "torpes andares" (según propias palabras del poeta) fue ensayando, sin que nadie se lo pidiera, ese andar lorquiano imperfecto y extraño. El actor inglés consideraba este trabajo el más importante de su carrera desde Retorno a Brishead y declaró "Me interesa del poeta su vida en conflicto y esa aparente contradicción que hacía que su faceta pública fuese muy sonriente y escondiese otra privada más oscura". Bien observado, en el film Little Ashes (Paul Morrison, 2008), se guioniza a un Lorca (interpretado por Javier Beltrán) continuamente circunspecto, lacónico y melancólico. Lorca tenía momentos así, pero la mayoría de las veces estaba con gente y entonces se mostraba como un ser en extremo sociable y jovial. Grace, curiosamente, se declaró admirador del libro biográfico de Buñuel, Mi Último Suspiro y le interesaba el retrato que de Lorca hiciera el cineasta aragonés y su lucha interior hacia la homosexualidad de Lorca.
Otro dato a tener en cuenta es que Grace iba a cumplir 38 años al final de la serie, justo la edad que tenía Lorca cuando fue ejecutado. Quizás su parecido físico con Lorca no sea excesivo pero supo, a medida que iba progresando la serie, captar su alma y personalidad.


                             Nicholas Grace interpreta a un Lorca conmovedor en el último episodio

     Gibson y Lorca se mostraron entusiasmados con la interpretación de Grace. Sus últimas escenas con unos convincentes Antonio Iranzo, Mario Pardo y Francisco Jarque, como sus compañeros de destino, son conmovedoras.
     Como única nota negativa, desde mi humilde opinión, es que el personaje de Lorca se muestra casi seráfico, un santo. Se le retiran los defectos que padeciera. No aparecen por ninguna parte los ataques de celos y envidia que Federico sufría cuando alguien brillaba (en general, Albertí le traía de cabeza). Ni las contestaciones a veces duras o su miedo letal a lo físico; escondiéndose de las peleas o debajo del piano cuando sonaban las bombas, todo comprensiblemente humano. Pienso que ninguna persona es perfecta y ocultar estas imperfecciones es ir en contra de la idiosincrasia del personaje real, pues le arrebatas al personaje parte de su singularidad restando verosimilitud tanto histórica como cinematográfica. Sin embargo, no hay ambages en mostrar toda la dureza de Buñuel y omitir como éste hizo las paces con Lorca y le aconsejó que no fuera a Granada al empezar la guerra.
     En general me parece un trabajo fílmico sobresaliente; una de las mejores series jamás realizadas por TVE (y son muchas y soberbias las que tuvo el ente ahora en decadencia). Recomendable desde todos los puntos de vista; didáctica, artística y entretenida. Posee más cinematografía que la mayor parte de los films en circulación actuales. 
    Yo la vi de estreno en mi infancia y ya me conmovió entonces y con los años mi entusiasmo no ha hecho más que crecer.


Cristián Sandre, 25/11/2018